¡Egipto! Un recorrido por este mágico país es uno de los viajes soñados por la mayoría de viajeros.
Egipto evoca magia, desierto, faraones y una cultura milenaria de la que todavía podemos disfrutar a través de sus magníficos monumentos. En este post os hablaremos de una de las visitas más deseadas y disfrutadas por los
Janonautas: la visita al
Templo de Abu Simbel que nos hizo sentir en
tierra de faraones.
Cuando decidimos ir a Egipto, Clàudia tenía siete años y ya estaba fascinada por este país y su cultura de la que había leído mucho. Mucha gente nos decía que era demasiado pequeña para aguantar las temperaturas de este país en agosto. Nos hablaron de una agencia especialista en viajes con niños, Travelkids. Nos pusimos en contacto con ellos y aunque nosotros no viajamos normalente con viajes organizados esta vez hicimos una excepción y quedamos encantados. Tanto la organización, el guía y la monitora que nos acompañaba, Flor, no dejaron ni un momento que los niños se aburrieran ni se agobiaran.
Nuestro viaje por Egipto consistió en un crucero por el Nilo y unos días en El Cairo. Al llegar a Asuán teníamos la oportunidad de hacer una excursión al Templo de Abu Simbel, cosa que no dudamos en ningún momento ya que se trata de uno de los templos más bellos de Egipto. Es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1979.
Situación y traslado de Abu Simbel
El
Templo de Abu Simbel en la actualidad está situado en la región de
Nubia, al sur de
Egipto, junto al
Lago Nasser. Está a 280 kilómetros de
Asuán y a pocos kilómetros de distancia de la frontera con
Sudán.
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Vista del Lago Nasser |
¿Por qué decimos en la actualidad? Porque el emplazamiento original de este templo no era este. Estaba situado 200 metros más al sur y 65 metros más bajo. En el año 1968 el templo tuvo que ser reubicado en una colina artificial ya que estaba en peligro de desaparecer bajo las aguas de la presa de
Asuán, en el
río Nilo, cuya construcción se había iniciado unos años antes. El traslado del templo fue faraónico y nunca mejor dicho.
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Imagen del traslado de Abu Simbel (fuente de la imagen: wikipedia) |
Historia
El
Templo de Abu Simbel se construyó en el siglo XIII a C. durante el reinado de Ramsés II y su construcción duró 20 años. El templo está dedicado a este faraón y a su victoria contra los hititas en la batalla de Kadesh, también a los dioses Amón, Ra y Ptah. El templo está excavado en la roca. A este tipo de templos se les llama
speos.
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Figuras de Ramsés II en la fachada de Abu Simbel |
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Parte posterior de la colina donde está excavado el templo |
El templo fue abandonado y cubierto por la arena y redescubierto por el aventurero suizo Johann Ludwing Burckhardt en 1813.
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Los Janonautas ante el Templo de Abu Simbel |
Junto al
Templo de Abu Simbel se encuenta un templo más pequeño dedicado a la esposa de Ramsés II, Nefertari, y a la diosa Hatnor.
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Templo de Nefertari |
Excursión a Abu Simbel
Nuestra excursión a Abu Simbel comenzó pronto por la mañana. Aunque la distancia, 280 kilómetros, parece corta las carreteras en Egipto, y sobre todo en el sur, no son buenas. El recorrido iba a durar unas cuatro horas.
Para evitar que el viaje se hiciera muy largo para los niños durante el trayecto paramos en una fábrica de perfumes. Además de la explicación de cómo se hace un perfume, los niños pudieron oler aromas nuevos a los que no estaban acostumbrados.
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Clàudia en la fábrica de perfumes |
Cuando llegamos a
Abu Simbel la temperatura era muy alta. No recuerdo bien si el termómetro marcaba 53 grados pero por ahí andaba. En todo momento la organización del viaje nos iba hidrantando y sobre todo a los niños. ¿Sabéis que es lo mejor para evitar deshidratarse cuando hace calor? La coca-cola del tiempo, sí, sí, no fría, con limón y hielo no, ¡del tiempo! Os podemos asegurar que sabe a jarabe.
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Àlex y Clàudia llegando al templo |
El templo de Abu Simbel
Cuando llegas a
Abu Simbel ves el gran templo desde su lado izquierdo y ya parece sorprendente y majestuoso, pero cuando te acercas te sientes realmente pequeño e insignificante ante tan gran obra. Es realmente impresionante además de bello. Y la pregunta de siempre ¿cómo y en qué condiciones se realizó tan gran obra hace casi 3500 años? La única respuesta es que los egipcios eran unos genios de la arquitectura y la ingeniería.
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El Templo de Abu Simbel |
La fachada del
Templo de Abu Simbel mide 38 metros de ancho y 33 de alto. En ella hay cuatro colosales estatuas del faraón Ramsés II sentado en su trono, cada figura mide 22 metros de altura. Las figuras llevan la doble corona del alto y bajo Egipto. Una de las caras fue destruida por un terremoto y todavía permanece a los pies del cuerpo.
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Dos de las cuatro figuras que representan a Ramsés II |
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En esta imagen se puede ver con detalle la figura del faraón |
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Clàudia junto a la figura de Ramsés II y parte de la cabeza destruida por el terremoto |
Bajo las estatuas de Ramsés II hay otras de menor tamaño que representan a sus familiares: esposa, madre e hijos.
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Representaciones de los familiares de Ramsés II |
La entrada al templo está decorada con bajorrelieves que representan al faraón adorando al dios Ra. El interior del templo consta de varias salas todas ellas decoradas con bajorrelieves. La sala principal es impresionante con ocho grandes pilares que representan al faraón. En el interior del templo no se pueden hacer fotos.
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Bajorrelieves junto a la entrada del templo |
En el interior también hay figuras de los dioses Amón, Ra y Ptah junto a la del faraón Ramsés II. Como curiosidad os comentamos que los días 21 de febrero y 21 de octubre el sol se proyecta en el templo alumbrando las figuras de Amón, Ra y Ramsés y dejando en penumbra a Ptah que es el diós de la oscuridad. Se supone que estos dos días debían estar relacionados con el faraón de alguna manera.
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Vista del interior desde la entrada del templo |
El Templo de Nefertari
Como os hemos comentado, junto al templo de
Abu Simbel hay un templo más pequeño dedicado a la esposa del faraón Ramsés II, de nombre Nefertari, y a la diosa del amor y la belleza Hatnor. La fachada de este templo está decorada con seis estatuas, cuatro representan a Ramsés II y dos a Nefertari. Todas las estatuas son del mismo tamaño.
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Vista del Templo de Nefertari |
El interior del templo sigue el mismo diseño que el anterior aunque las salas son más pequeñas. En la sala principal los capiteles están decorados con la cabeza de la diosa Hatnor. Tampoco se pueden tomar fotos en su interior.
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Clàudia ante la fachada del Templo de Nefertari |
El emplazamiento de los dos templos es inmejorable y desde él se tienen unas bonitas vistas del
Lago Nasser.
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Vista del Lago Nasser desde la esplanada de los templos |
Descanso
Tras la visita nos traladaron al resort
Seti Hotel Abu Simbel muy cercano al templo para que pudiéramos comer y descansar. Allí los niños se divirtieron de lo lindo en las numerosas piscinas y tirándose por una catarata artificial.
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Clàudia en la entrada del Seti Hotel Abu Simbel |
Espectáculo nocturno
Cuando empezaba a anochecer volvimos a los templos para disfrutar del espectáculo de luz y sonido que se realiza por la noche en el lugar.
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Anocheciendo en Nubia |
En la fachada del templo principal se proyectan imágenes acompañadas de música y narraciones. Está centrado en la historia del reinado de Ramsés II.
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El Templo de Abu Simbel iluminado |
Había mucha gente para ver el espectáculo y aunque había unas gradas montadas muchos se tuvieron que colocar alrededor de las mismas para poder ver la proyección que era en castellano.
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Las caras de Ramsés II iluminadas para el espectáculo |
Vuelta a Asuán
Una vez finalizado el espectáculo volvimos al autocar para nuestro retorno a
Asuán. Iba a ser un viaje largo pero al ser tarde los niños iban todos durmiendo, y algunos mayores también. Os explicaremos una anécdota del viaje de vuelta: durante el trayecto encontramos un autocar de turistas averiado y nuestro conductor se paró a ayudar. Como no pudieron solucionar la avería y la hora era intempestiva nos preguntaron si podían subir los ocupantes del autocar averiado al nuestro y volver todos juntos a
Asuán. Nuestro vehículo iba practicamente vacío y, por supuesto, asentimos. No recordamos la nacionalidad de los turistas lo que recordamos es que todos iban cargados con almohadas, cojines, mantas... ¡una exageración!
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Clàudia despidiéndose de los templos |
Para nosotros fue un sueño poder visitar los
Templos de Abu Simbel y gracias a
Travelkids fue una excursión muy cómoda y agradable.
Etiquetas: África, Egipto, Monumentos, Viajar con niños