El día antes habíamos llegado al norte de
Islandia, al
lago Myvatn. Hasta ese momento los paisajes sorprendentes de esta gran isla parecía que nos habían ido acostumbrando a grandes espectáculos naturales. No imaginábamos que nuestra capacidad de asombro iba a incrementarse con las maravillas que se escondían en un radio de apenas 70 km cercano al lago. Estábamos en un lugar de gran actividad volcánica que tenía su reflejo en las numerosas zonas que visitaríamos durante esa jornada. Iba a haber de todo: volcanes, lagos, fumarolas, campos de lava humeante, cataratas ... En el recuerdo nos quedó ese día como uno de los más interesantes de nuestro viaje por
Islandia y aquí os lo contamos con todo detalle.
Después de un tempranero y completo desayuno nos dispusimos a coger el coche para empezar la ruta por las cercanías del
lago Myvatn. El recorrido que hicimos ese día fue el siguiente:
Empezamos tomando el camino a
Grjotagja, una pequeña cueva con una laguna de agua caliente en su interior. Hasta la década de los 70 estaba permitido bañarse aquí pero las erupciones del
volcán Krafla, de 1975 a 1984, hicieron subir la temperatura del agua hasta más de 50º y se prohibieron los baños. Hay un cartel informativo junto a la entrada de la cueva donde se explica todo esto. Con el tiempo la temperatura del agua ha ido bajando, actualmente ronda los 45º, y ya hay gente que prueba a meterse en la laguna termal aunque sigue estando prohibido. Como curiosidad, si sois seguidores de la serie Juego de Tronos sabed que
aquí se rodaron algunas escenas de Jon Snow e Ygritte.
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Cueva de Grjotagja con su lago interior |
Volvimos a la carretera 1 para desviarnos más adelante a la izquierda y tomar la carretera 862 en dirección a las cataratas Dettifoss. Puede llegarse también por la carretera 864 cuyo desvío de la carretera principal está unos kilómetros más adelante. Dejamos el coche en el parking habilitado junto al sendero que conduce al salto de agua. Hay que caminar durante 1,6 km por un entorno pedregoso que parece de otro planeta. Antes de llegar a ver las cataratas oímos, cada vez con más estruendo, el sonido del agua cayendo con fuerza. Es la antesala al gran espectáculo que la naturaleza nos ofrece.
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Camino que lleva hasta las cataratas Dettifoss |
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Las cataratas Dettifoss |
La belleza de Dettifoss está en su poderosa masa de agua: 500 toneladas por segundo precipitándose en una caída de 44 metros. Es la catarata más caudalosa de Europa. Acercarse hasta los límites de la cascada con el estruendo del agua al caer es impresionante.
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Àlex y Clàudia junto a las cataratas Dettifoss |
No muy lejos de Dettifoss, andando por un corto sendero bien señalizado, están las bonitas cataratas de Selfoss. Son más pequeñas que Dettifoss pero muy fotogénicas y vale la pena acercarse a verlas
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Las bonitas cataratas de Selfoss |
Otra vez en el coche retrocedimos por la 862 hasta la carretera 1, de nuevo en dirección al lago Myvatn. Al poco rato cogimos un desvío a la derecha, carretera 863, para acercarnos a la zona de la caldera de Krafla, una de las zonas volcánicas más activas de Islandia. Junto a la carretera nos llamó la atención un pequeño riachuelo de color blanco como de leche.
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De camino a Krafla encontramos este río de aguas totalmente blancas |
No nos resistimos a pararnos para acercarnos al lecho del río y untarnos las manos con el barro cubierto de minerales depositado en la orilla. Hay incluso una ducha montada que permite lavarse después.
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Trini probando las propiedades del fango mineral |
De nuevo en ruta, casi al final de la carretera, hay una planta de energía geotérmica muy grande que abastece a gran parte de la isla.
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La carretera a Krafla cruza una planta de energía geotérmica |
La carretera se acababa al llegar a Krafla y aparcamos junto al área de Leirhnjukur. Es toda una zona de senderos que recorren un paisaje de vapores sulfurosos, lava todavía caliente y lagos en ebullición. El olor a azufre es muy notable. Los caminos están marcados y hay avisos de que es muy peligroso salirse de ellos por las altas temperaturas del subsuelo. Estamos en una zona muy joven, geológicamente hablando. Las últimas erupciones tuvieron lugar en 1984.
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Zona de senderos de Leirhnjukur |
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Lava caliente junto al sendero |
Desde los puntos más elevados del camino hay un buena panorámica de la caldera volcánica de Krafla en la que se puede apreciar el vasto territorio que abarca.
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Caldera volcánica de Krafla |
Krafla incluye el cráter Viti, famoso por el lago que hay en su interior. Aunque está cerca de Leirhnjukur hay que ir en coche. Tiene un diámetro considerable, en recorrer toda la circunferencia puede tardarse 50 minutos, y un lago de azul intenso en su interior.
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Cráter Viti con su lago interior |
Tras Krafla volvimos hacia la carretera 1 y paramos en Hverir, otra importante zona de actividad térmica. El olor a azufre era aquí más fuerte que en Leirhnjukur. Estábamos ante un lienzo de colores ocres, grises y azulados. Los gases sulfurosos salían por algunas "chimeneas" de rocas apiladas emitiendo silbidos como los de una olla a presión y las numerosas charcas borboteaban lodos calientes. No en vano esta zona es conocida como "la puerta del infierno".
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El colorido de Hverir es espectacular |
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Chimeneas que expulsan gases sulfurosos |
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Algunas de las charcas de lodo de Hverir |
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Detalle de una de las charcas en ebullición |
Después de tantas emociones teníamos que hacer un alto para comer y repostar gasolina. Regresamos a Myvatn parando en un súper a comprar comida que nos tomaríamos en la habitación del hotel mientras descansábamos un poco. Eran las 17 horas cuando reprendimos la marcha. Íbamos a ir bordeando el lago en dirección sur para acercarnos hasta el enorme cono de ceniza del volcán Hverfell.
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El volcán Hverfell en el horizonte |
Aparcamos en la base del cono desde donde partía una ascensión hasta la cima. El camino es en cuesta con una inclinación muy pronunciada sobre todo a partir de la mitad del recorrido. Es una distancia considerable pero decidimos subir. Teníamos que hacer paradas para tomar aliento y conseguir llegar arriba. La ascensión es muy dura y más si no estamos en buena forma física.
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Clàudia subiendo al volcán Hverfell |
En la cima está el gran cráter. Se asemeja a un enorme cenicero como podéis ver en las fotos.
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Cráter de ceniza del Hverfell |
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Vistas del lago Myvatn desde la cima del Hverfell |
La bajada del volcán es más peligrosa que la subida. Había que ir con mucha precaución para no resbalar y caer por la pendiente pronunciada. Finalmente volvimos al coche para emprender la última visita de la jornada. Íbamos a ir más al sur, donde están los campos de lava de Dimmuborgir. Son formaciones de lava solidificada que han creado pináculos, paredes y cavernas de roca. Los diversos caminos se pueden recorrer en poco más de una hora. Era interesante, geológicamente hablando, pero después de todo lo visto durante ese día no nos entusiasmó especialmente.
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Curiosa formación rocosa en Dimmuborgir |
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Àlex y Clàudia en Dimmuborgir |
Era el momento de recoger velas y regresar a puerto. Después de un día repleto de grandes experiencias tocaba volver al hotel para relajarnos y coger fuerzas para el día siguiente.
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