Cuando
los Janonautas diseñamos la ruta por
Islandia decidimos sacrificar una jornada de viaje en
la ruta hacia el norte, hasta las orillas del
lago Myvatn, recorriendo de un tirón el este de la isla y la región de los fiordos. La verdad es que las expectativas para ese día eran "a priori" muy pobres, no esperábamos gran cosa del montón de horas que íbamos a pasar en la carretera. Bueno, no fue para tanto. Incluso podemos decir que también lo disfrutamos. Ayudó mucho el buen tiempo y los grandes paisajes que se mostraron ante nuestros ojos. Tuvimos además tiempo suficiente para relajarnos en las calientes aguas de los baños naturales de
Myvatn. Os explicamos ahora cómo fue ese día que suponíamos tan pesado y que acabó resultando más agradable de lo esperado.
Nos habíamos planteado el día de hoy como de transición. Después de cuatro jornadas muy intensas, en las que nos habíamos sumergido en la exuberante naturaleza de
Islandia, teníamos ahora una etapa-puente para llegar al norte, hasta el
lago Myvatn, cruzando todo el este de la isla. Era una ruta larga, 400 km aquí son muchos para recorrerlos seguidos, que nos llevaría más de 5 horas de viaje. Nuestro camino seguía por la famosa
Ring Road, la carretera 1, que se aproxima a los fiordos de la costa oriental antes de enfilar hacia el norte.
Nos permitimos levantarnos más tarde para tomarnos el día con calma. Seguimos de suerte con el tiempo que volvía a ser soleado, hasta el momento no había aparecido la lluvia. Las malas noticias las seguía dando el volcán Bardarbunga: incremento de la actividad sísmica en el subsuelo y ausencia de magma en la superficie. Habíamos recibido un correo de Islandia 360, la agencia de viajes local con la que teníamos contratada la excursión a la caldera de Askja para el día siguiente. Nos informaban que toda la zona estaba cerrada por la actividad volcánica y que se cancelaba la excursión. Qué fastidio! Teníamos tantas ganas de ir! Eso sí, nos devolverían el dinero del depósito que hicimos en los días siguientes.
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Nos quedamos con las ganas de ir al cráter de Askja (fuente www.islandia360.com) |
Aunque podía parecer que iba a tratarse de un aburrido día de coche pronto nos dimos cuenta de que en Islandia esto es imposible. Los paisajes que se pueden ver junto a la misma carretera son de los que quitan el hipo y no dudamos en irnos parando cada vez que una hermosa vista nos pedía una foto.
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Siguiendo la Ring Road se pueden ver algunas vistas como esta |
En algunos tramos de carretera las laderas montañosas de los lados desprenden piedras y tierra insistentemente sobre la calzada. Hay auténticos ejércitos de máquinas excavadoras vaciando los márgenes y limpiando para conservar libre el paso de vehículos. Las ovejas seguían apareciendo por todos lados (mucho ojito con no llevarse ninguna por delante) y nos seguíamos preguntando por qué van siempre de tres en tres.
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Ovejas pastando junto a la carretera |
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Seguimos disfrutando de imágenes como esta en la ruta hacia el norte |
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Curiosos saltos de agua |
Habíamos dejado atrás el sur de Islandia y su zona más turística y empezábamos a tener conciencia de la poca densidad de población de esta gran isla. A partir de ese momento los pequeños pueblos, aunque los islandeses se empeñen en llamarles ciudades, están diseminados y más alejados los unos de los otros. De vez en cuando sí que se distinguía alguna granja perdida desde la carretera. Durante
muchos kilómetros la circulación de vehículos también iba disminuyendo. Como no hay casi pueblos tampoco
hay gasolineras. Llenad el depósito cuando podáis y no os arriesguéis, podéis pasar un mal rato viendo que os estáis quedando sin gasolina.
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Pintoresco pueblo en los fiordos del este |
Pasamos por algunas de las bonitas localidades que hay en los fiordos y que aún conservaban trazos de nieve en las cimas montañosas de alrededor. Si alguien tiene curiosidad por saber cómo debe ser este entorno durante el invierno tiene dos opciones: venir hasta aquí en esas fechas o ver la serie Fortitude que se rodó en estos fiordos simulando ser la noruega Svalbard. Os la recomendamos sin duda. Llegamos a Egilsstadir, el mayor pueblo de la región, y nos alejamos ya de la costa. Hicimos un alto en nuestro camino para comer algo antes de seguir en dirección al lago Myvatn.
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Llegando a Egilsstadir |
El paisaje había ido cambiando y se volvía más árido y desértico por momentos. Ahora dominaban las amplias llanuras de piedras, otras de cenizas. Casi sin circulación de coches y sin signos de vida humana durante kilómetros (eso sí, seguíamos viendo ovejas). No sería este un buen lugar para tener una avería o quedarse sin gasolina.
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Más paisajes en la ruta hacia el lago Myvatn |
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Desierto de cenizas y piedras |
Después del largo viaje finalmente llegamos al
lago Myvatn. Fuimos hasta el pueblo de
Reykjahlid que era donde teníamos el hotel. Hay poca oferta de alojamientos en esta zona de
Islandia y mucha demanda. Es muy recomendable buscar y reservar con mucha antelación y aún así los precios son caros.
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Hotel Reynihlid, nuestro alojamiento en el lago Myvatn |
No nos entretuvimos demasiado en el hotel, sólo el tiempo necesario para dejar las cosas y coger los bañadores y las toallas. Íbamos a darnos una recompensa por todas las horas de coche relajándonos en las aguas termales del
Myvatn Nature Baths que estaban a menos de 3 km del hotel.
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Myvatn Nature Baths |
Esta pequeña laguna, de aguas termales que brotan directamente del subsuelo, no es tan conocida como la
Blue Lagoon que está junto a
Reikiavik y por eso puede disfrutarse sin agobios ni aglomeraciones.
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Clàudia a punto de entrar en los baños naturales de Myvatn |
Aquí el agua tiene un ligero color azulado y está muy caliente. Produce una extraña sensación el contraste con la fría temperatura ambiente exterior.
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Precaución: en algunos sitios el agua está en ebullición |
Pasamos una maravillosa y divertida tarde en remojo.
Los Janonautas recomendamos los
Myvatn Nature Baths, merecen la pena.
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Laguna de los baños naturales de Myvatn |
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Myvatn Nature Baths |
Volvimos al hotel a la hora de la cena que tomamos en el restaurante que había al lado. El baño en la laguna termal nos había acabado relajando demasiado, o las horas de coche habían podido con nosotros. La cuestión es que nos caíamos de sueño y no estábamos para más aventuras así que cerramos el día yéndonos a nuestra habitación a descansar.
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Clàudia y Àlex esperando la cena en el lago Myvatn |
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