Qué ver en Burdeos en un día

Nos encanta Francia y al vivir relativamente cerca del país vecino intentamos a lo largo del año aprovechar algún fin de semana para "turistear" por esas tierras. A Burdeos le teníamos puesto el ojo desde hacía mucho tiempo y por fin, del 13 al 15 de noviembre pasados, los Janonautas nos fuimos hasta allí. Lamentablemente la primera noche coincidió con los fatídicos atentados en París y la tristeza, y un poco el miedo, por esos terribles actos nos acompañó en los primeros instantes de nuestro viaje. De todas formas conseguimos poco a poco vencer ese estado de ánimo y logramos disfrutar mucho de esta amable ciudad. Nos gustó su centro urbano peatonal, su magnífica arquitectura clásica, sus iglesias y plazas y por descontado la buena gastronomía y sus vinos. Lo hemos recopilado todo en esta entrada sobre lo que hay que ver en Burdeos en un día. Esperamos que os guste tanto como nos gustó a nosotros.

Burdeos está en el suroeste de Francia y es la capital de la Aquitania. Los Janonautas no conocíamos esta parte del país y quisimos hacer una primera visita. Por la proximidad con la frontera española hicimos el viaje en nuestro coche desde Barcelona aunque puede llegarse también en avión.

En esta ocasión nos acompañaba Bilbo y volvimos a comprobar las facilidades que hay en Francia para viajar con una mascota. Tanto en los hoteles como en los restaurantes pudimos estar con nuestro perro sin ningún problema.

Teníamos reserva en el céntrico Aparthotel Adagio Bordeaux Gambetta. Fue un buen sitio para alojarse, muy económico y con unas instalaciones muy cuidadas. Una buena opción para dormir en Burdeos que los Janonautas recomendamos.

Tras dejar las maletas empezamos a recorrer la ciudad. Los jardines de la Place Gambetta son la antesala de las calles peatonales del centro histórico.

Cruzamos bajo el monumento histórico de la Porte Dijeaux y nos adentramos en la comercial calle del mismo nombre. Esta puerta de estilo neoclásico era una de las monumentales entradas de la villa durante el siglo XVIII.

Los cafés, restaurantes y enotecas se mezclan con los comercios más tradicionales. Los escaparates de algunas pastelerías muestran los dulces típicos de Burdeos: los canelés, unos pequeños bizcochos cilíndricos de bordes estríados.

Seguimos por la Rue de la Porte Dijeaux y a la izquierda nos encontramos la antigua librería Mollat.

En este punto nos cruzamos con la Rue Vital Carles con sus señoriales edificios de corte neoclásico. Hemos girado a la derecha en esta calle porque al fondo se distingue la fachada norte de la Cathédrale de Saint-André y queremos visitarla.

 

La Cathédrale de Saint-André

Desde 1998 la Cathédrale de Saint-André es Patrimonio de la Humanidad y es una de las catedrales que forman parte del Camino de Santiago francés. Tardó en construirse 800 años siendo su parte más antigua de la nave del siglo XII. El estilo mayoritario de la catedral es gótico. La fachada norte, la llamada Puerta Real, está flanqueada por dos torres con agujas y es la que está más ricamente decorada.

Fachada norte de la Catedral

La fachada oriental no tiene ninguna decoración ya que se apoyaba en la antigua muralla de la ciudad. El edificio se construyó sobre un terreno de marismas y debido a la inestabilidad del suelo se le tuvieron que construir más de cien arbotantes.

Fachada oriental de la Cathédrale de Saint-André

Fachada sur de la Catedral

Es un edificio que nos impresiona y que invita a contemplarlo durante largo rato. El interior es menos espectacular pero aún así merece la pena verlo. La Catedral tiene forma de cruz latina y una sola nave de 124 m. de longitud. El órgano original era uno de los más bellos y grandes de Europa. Fue vendido para recaudar fondos para el ejercito francés. El órgano actual es de 1982 y es igualmente impresionante.

La Cathédrale de Saint-André está en la Place Pey-Berland junto con el Hotel de Ville (Ayuntamiento). Esta plaza fue el rincón de Burdeos que más nos gustó, especialmente bajo la luz del atardecer.

El campanario de la Cathédrale de Saint-André es la Tour Pey-Berland. Esta torre fue construida separada de la catedral para evitar las vibraciones producidas por las campanas. Se construyó a mediados del siglo XV (entre 1440 y 1446), en estilo gótico flamígero, por orden del entonces arzobispo de Burdeos, Pey-Berland, fundador también de la Universidad de Burdeos. La torre cuenta con cuatro niveles. En la sala de las campanas se conserva la campana mayor de ocho toneladas. En 1863 la torre se coronó con una figura dorada de Notre Dame d'Aquitaine.

La Torre Pey-Berland a la derecha de la Catedral

Torre Pey-Berland

La entrada a la torre del campanario es de pago (5.50 euros por adulto) pero es totalmente recomendable. Tras ascender por 231 escalones agotadores se tienen las mejores vistas de la ciudad de Burdeos.

Volvemos a la Rue de la Porte Dijeaux que más adelante pasa a ser la Rue St. Rémi. Vamos en dirección hacia los muelles del río Garonne y la magnífica Place de la Bourse. Esta plaza rectangular envuelta por edificios de estilo clásico se erigió durante el siglo XVIII y puso fin a la ciudad-fortaleza medieval encerrada por las viejas murallas. Frente a la plaza está, desde el año 2006, le Miroir d'Eau, el espejo de agua más grande del mundo. Dos centímetros de agua sobre las losas de granito producen un efecto de espejo y han conseguido que este sea el lugar más fotografiado de Burdeos.

Clàudia, Trini y Bilbo sobre el Espejo de Agua

Burdeos es una ciudad portuaria. Poco después de cruzar el centro de la ciudad el río Garona se une al Dordoña dando lugar al gran estuario navegable de la Gironda. Los muelles junto al río se han convertido actualmente en un agradable paseo ocupado por transeúntes, ciclistas y patinadores a todas horas. Si dejamos la Place de la Bourse a nuestra espalda y miramos al río veremos a la derecha el Pont de pierre (Puente de piedra). Se construyó por orden de Napoleón entre 1810 y 1822 y es el primer puente sobre el Garona. Un dato curioso es que sus 17 arcos corresponden al número de letras de Napoleón Bonaparte. 

Las fachadas que dan a los muelles marcan los límites del pintoresco Barrio de Saint-Pierre. Fue en el siglo XVIII cuando se decide derribar las murallas y el barrio se asoma al río. La torre de la Basílica de Saint-Michel destaca por encima del resto de edificios. Fue muy agradable pasear junto al Garona viendo el conjunto de fachadas alineadas enfrente nuestro.

De las antiguas murallas medievales se conserva la monumental Puerta Cailhau (s. XV), de 35 m. de altura.

Frente al Pont de pierre, donde acaba la Cours Victor Hugo, vemos otro monumento histórico de Burdeos: la Porte de Bourgogne. Esta puerta, que se asemeja a un Arco de Triunfo clásico, es del siglo XVIII y marcaba la entrada en la ciudad desde la antigua ruta de París.

Dejamos para más tarde el recorrido por el Barrio de Saint Pierre y cambiamos de dirección nuestro paseo por los muelles en busca de una de las mayores plazas de Europa: la Place des Quinconces. Frente al Garona, dos columnas de 21 m. marcan el inicio de la explanada. Una gran extensión rectangular de tierra (la plaza no está pavimentada) está ocupada por casetas de madera de una feria de anticuarios y llega hasta el otro extremo de la plaza en la que se alza el monumento a los girondinos. Los girondinos fueron un grupo político moderado en la Asamblea Nacional durante la Revolución Francesa. Fueron acusados de conspirar contra la república y guillotinados en 1793.

El hambre aprieta y buscamos cerca de la plaza un buen sitio para comer. Entramos en el Bistrot Quinconces donde nos permiten entrar con Bilbo en el comedor. Es un local muy acogedor y disfrutamos de la buena comida y del vino de la región.

Para digerir bien la comida nada mejor que continuar con nuestro recorrido por la bella ciudad de Burdeos. Tomando la Cours 30 julliet llegamos hasta la Place de la Comedie. Otro edificio espectacular se encuentra en esta coqueta plaza, el Gran Teatro de Burdeos. Fue inaugurado en 1780 y es de estilo neoclásico.

Cercano al Gran Teatro, en la Place du Chapelet está la Iglesia de Notre-Dame. Es una Iglesia de estilo barroco de finales del siglo XVII.

Estamos de nuevo por las calles peatonales del centro y nos mezclamos con la gente como unos bordeleses más. Nuestros pasos nos llevan de nuevo hasta la Cours Victor Hugo para acercarnos hasta la Grosse Cloche, que fue el campanario del antiguo Ayuntamiento. Fue edificada en el siglo XV sobre los restos de la antigua puerta de Saint-James. Adosada a ella está la Iglesia de Saint-Éloi. La campana (cloche) es de 1775, tiene 2 m. de altura y de diámetro y pesa 7800 kgs.

Nos desvíamos de la Cours Victor Hugo por la Rue Sainte-Catherine, la calle peatonal más larga de Europa con 1.2 km de largo y que une la Place de la Comédie con la bulliciosa Place de la Victoire. En esta animada plaza, de terrazas abarrotadas de gente, vemos la Porte d'Aquitanie de 1753 y la columna de mármol rojo del escultor checo Ivan Theimer que se añadió en el año 2005. 

Sobre el perfil de la ciudad se destaca la torre de 114 metros, la más alta de la región, de la Basílica de Saint-Michel. Al igual que en la Catedral, el campanario se encuentra separado del edificio principal. Este torre fue construida entre 1472 y 1492 sobre el antiguo cementerio de la parroquia de Saint-Michel. Se puede subir a una plataforma situada a 50 metros de altura pero solamente entre los meses de junio y septiembre.

La Basílica de Saint-Michel y el campanario

Nos acercamos hasta la Basílica de Saint-Michel, de estilo gótico, construida entre los siglos XIV y XVI. Un animado mercado ocupa la plaza frente a la iglesia.

En la Place Pierre Renaudel está otro de los monumentos históricos destacados de Burdeos: la Iglesia de la Sainte-Croix. Lo que más destaca de la Iglesia de la Santa Cruz es su enorme fachada y su monumental puerta. La iglesia se construyó en el siglo XI en estilo románico sobre la abadía de un monasterio benedictino y ha sido renovada en varias ocasiones. En la fachada hay una gran estatua de San Jorge combatiendo al dragón.

Nos habían hablado muy bien de Burdeos y la verdad es que la ciudad superó todas nuestras expectativas. Es una ciudad que recomendamos disfrutarla en dos días por lo menos y que puede ser el punto de partida para itinerarios de más duración por esta bonita región.